Por: Jorge Cocio
La lengua nos oye, el silencio es su marCecilia Vicuña	  

  Siempre me ha parecido muy curioso no encontrar tan seguido la idea de que además de ser seres que se originan y viven desde el lenguaje también lo somos desde el asombro. Porque aquella experiencia tan simple es fundamental desde que nacemos no sólo para descubrir y conocer el mundo, sino también como fuente de experiencias del arte y creación. Porque se indaga en el origen de cualquier obra de arte además de la fuente vital e influencias tenemos una inspiración que puede ser tomada desde el asombro como efecto de su nacimiento. Un nacimiento tan importante como otro en este universo. Es por ello que me ha parecido importante rescatar el valor de una obra nacida desde el asombro como lo es Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos.

Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos es un poemario de Amanda Pazmiño Torres (Quito, Ecuador, 1993), que presenta una travesía hacia la naturaleza tanto de la palabra como del ser en su búsqueda del despertar y salir de sus ataduras. Con un título que hace referencia a una narración oral descubierta y transcrita para nuestro deleite.
 
 Así, a través de las 44 partes que conforman esta obra se mira a través de las apariencias y los sentimientos para llegar con la poesía a un refugio necesario en nuestros tiempos. Y es que en la primera página de esta obra se da forma de lo que será su continuidad con los versos: “No arranques flores de luz en vano/ susurré -absoluta- a los hijos de la noche/ mientras una constelación amaneció/ en las orillas de mi cuerpo”, (Pag 17). Presentando una voz que a veces susurra y otras canta o manifiesta una conexión con lo ancestral de un mundo al que no sólo convivimos seres humanos, sino también toda manifestación de vida. Y esta coherencia interna se sigue desarrollando como un largo poema en las siguientes páginas ejemplificadas en líneas como:

“Siendo los hijos de la madrugada/ vimos/ la calidez zizagueante/ de una pareja siguiendo/ el rastro de una habitación enorme/ directamente proporcional / a la soledad de las esquinas/ en plena luz del día”. (pag 27)
-“Esta es mi mano y esas son tus palabras de arena/ que el viento llevó lejos/ mientras refuté con todos mis dedos/  la posibilidad de claudicar Amor.” (pag35)
-“En este viaje mi escritura se acerca a las geometrías sagradas. / Todo transmuta. / Cada memoria de lo que no fue inauguró un territorio / junto a los fragmentos de la luz, la máscara desnuda/ y la perspectiva del helio”. (Pag 45)
-“Me pertenezco. / Pertenezco a la fragua, a la mar y a las montañas. / Pertenezco al infinito cielo/ como una niña a los brazos de su madre”. ( pag 51)
 
¿Pero qué hay detrás del contenido de esta obra? Pues desde mi perspectiva lo que encontramos es la experiencia del autodescubrimiento y la conexión con nuestras raíces elementales donde el agua, la tierra y la luz conforman tal cual planta las bases de su construcción; siendo en nuestro caso el lenguaje, el amor y el conocer sus contrapartes que vamos reconociendo al leer este tejido de versos que contienen mucho más de lo que aparentemente quiere decir, con una profundidad desde lo femenino que permite conectar con otras formas y ritmos que interpretan y quieren llegar a una esencia, no sólo del lenguaje, sino de un lugar cálido y único.
  Por lo tanto, Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos llega a ser una obra que es capaz de encantar en su viaje poético hacia los rincones de nuestro ser, donde la palabra tiene un don que no deja de acercarse al misterio para reconocer que somos libres cuando conocemos los lenguajes del amor y nuestra mente en calma nos impulsa a cumplir nuestro propósito.  
manergo

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