Por: Edgar Monrroue
La versatilidad del señor Chocano no me impresiona, me cautiva. Cuando leí su primer libro El café de cada mañana el asombro tomó posesión de mí, a medida que iba pasando las páginas. Por lo que, cuando apareció este libro Para mi dama de las camelias el asombro pasó a un segundo plano, porque me dejé cautivar por la extraña conjugación de las palabras, las determinaciones afectivas y los sentimientos a flor de piel que emanaba en cada verso. No supe cómo clasificar el libro. 

Ante mí era una obra de una simpleza creativa, buscando deconstruir un tipo de lenguaje que comunicara las expresiones comunes del ser humano, pero desde otro punto, es decir, desde una contemplación más concreta, de momento, como si quisiera alejarse de la poesía y queriendo entregarnos otro nivel de arte literario.

Frente a mis ojos había un libro que me hacía percibir a Haikus esculpidos en un material más maleable, menos escueto, no tan estrictos en sus apreciaciones, sino más bien, abiertos a una sensibilidad más coloquial, más directa y por ende, más real. Entonces, me dejé cautivar por la versatilidad del señor Chocano y ese mérito es culpa de su modo de ser. Yo lo conocí en las reuniones poéticas que se realizaron en el transcurso de este año, gracias al proyecto cultural catarsis. Desde el primer momento congenié con él y a lo largo de los meses, fuimos compartiendo ideas, libros y sobre todo, momentos de calidad. Y sin embargo, la sensación de asombro por su primer libro aún no me abandonaba, cuando me dijo que iba a publicar su segunda obra.

Para mi dama de las camelias tiene una composición un tanto inusual, lo que denota esa versatilidad del que me refería al inicio. El autor tramó desde el principio, como un juego, un ejercicio de la mente, la creación de este libro. ¿Y qué es la existencia, sino un juego que se experimenta de forma espontánea? Las mejores ideas a los más extraños inventos, han ocurrido de formas peculiares y no por eso, pierden su esencia como algo sedimentado y gratificante para el mundo. En ese sentido, Para mi dama de las camelias su existencia ya impresa sobre este material tangible (que es el libro) contribuye no solo a la intelectualidad, por su laborioso trabajo en engendrar versos de una nueva profundidad, sino a la historia, porque hablar de arte es hablar de lo humano y como aquello, por ser seres mortales, como aves de paso, este libro va a quedar más allá del propio autor y yo estoy, totalmente convencido de que así será.

He comenzado este discurso compartiendo la emoción que me ha provocado el leer los poemas del señor Chocano, pero ahora quiero profundizar lo que es en sí, los textos de su obra. Hay varios puntos en la mira:

El primero, son los títulos.
No es que carezcan de títulos, sino que estos tienen una correlación numérica y para construir el concepto de la obra, los números romanos establecen una jerarquía absoluta en cada poema. A mi modo de ver, fue una elección acertada. El libro es un ente vivo que hay que darle forma y fondo. La posición de los números romanos dice también que estamos siendo testigos de una declaración de amor. De cierta manera, con este estilo, nos evocamos a una época donde el amor y las guerras eran base fundamental del devenir del hombre. Se han librado batallas en nombre del amor y a la fuerza espiritual por defender principios morales.
Los número romanos en este libro refuerzan desde lo barroco el movimiento orgánico de su propia existencia. Por eso digo, que una obra después de ser editada y publicada, su existencia, su continuidad será siempre separada a la vida del propio autor.

El segundo punto de análisis, es para mí, la rareza por excelencia porque me genera cierta intriga cómo el arte pueda convertirse casi en el mero reflejo del cosmos. Me explico, La dama de las camelias de 1848 se ha exportado a este periodo, no en contenido, sino en esencia y por que no decirlo, fragmentado en líneas sobre Para mi dama de las Camelias.
En ese interlenguaje, sometido por el autor, siguiendo la lengua materna del libro original del que nació la idea, se haya producido un lenguaje propio, una especie nueva.
No es un libro dentro de otro libro, sino una sustancia formada de otra sustancia y el medio o canal por donde se habilita o toma fuerza, es en la sensibilidad, espontaneidad y curiosidad de un autor que separándose del tiempo, desde el siglo XIX al siglo XXI conciba deconstruir una obra lúcida y perecedera.

Otro punto a detallar dentro de esta obra es en el aforismo irregular en los versos. Ignoro si fue adrede del autor o dejó que la intuición marcara el paso en cada poema. Lo cierto es que, se puede sentir cómo las palabras rehabilitan los pensamientos sesgados de la rutina. El primer poema dice así:

I

Todo un aficionado a las curiosidades,
cosas que son paranormales.
El refugio del alma es lo extraño.
Donde no te encuentran ni escarbando.
Solo te buscan cuando estas bien,
lo extraño te acompaña
estés donde estés.
Invócalo.


Los dos primeros versos, al parecer sin artilugios ni palabras engoladas, dicen más de lo que parece. Es una voz en tercera persona quien habla y menciona de manera indirecta a un solo individuo
“aficionado a las curiosidades” quizá se refiera a un alma en plena búsqueda, a un ser que se ha dedicado al oficio de husmear, indagar, que en gran medida, es el camino correcto para el saber. Es en esa curiosidad, como el espíritu de un joven que necesita recorrer su propio camino, por eso, el término de “aficionado”, que es una persona que ama lo que hace desde lo empírico, es decir, un autodidacta a las curiosidades. El siguiente verso, es aún más conceptual: “cosas que son paranormales”. Este libro empieza con una simple pero misteriosa declaración “aficionado a las curiosidades y cosas paranormales” lejos de observar la rima en los versos, existe u punto filosófico. Es en sí, la duda o la incertidumbre que motiva al individuo a declinarse ante la curiosidad, ante lo extraño y socavando el pozo de una búsqueda hacia lo paranormal.


Lima, 10 de agosto de 2024.
Sobre Edgar Monrroue:
(Lima, 1982). Escritor. Miembro del colectivo proyecto cultural Catarsis desde el 2024.
A colaborado en revistas digitales como la reconocida revista Kametsa (Perú) con varios poemas: Punk, Yo, Exiliado de mí, entre otros. Como también con la revista de gran difusión Carpa literaria París (Francia) con los poemas: Ella es mía y Farol.
En el año 2008 publicó un poemario artesanal de edición limitada titulado Al pasar el tiempo, tal vez los árboles emigren con una composición de 24 poemas. Siendo la presentación en el mítico espacio del Averno, del jirón Quilca en el centro histórico de Lima.
A principios de este año con la colaboración del proyecto cultural Catarsis, publicó una plaqueta literaria titulada Noche de clarividencia donde conjugó nueve poemas de los cuales, dos de ellos forman parte de este libro.

Actualmente está escribiendo una novela que traerá un cambio en su propia literatura.
manergo

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