(Maracay, Venezuela 1982). Profesora de Lengua y Literatura (UPEL-2005) y Magister en Literatura Latinoamericana (UPEL-2010). Diplomada en Teología (UCSAR-2018).
Premios: 1er. Premio de Poesía “Sergio Medina 1999” (Venezuela). 2do Premio de Poesía “Rotary Cid Campeador 2019” (Argentina). 3er. Lugar Certamen “Cartas desde las Diáspora 2020” (Argentina). Poemarios publicados: Mundo Ambiguo (2000); Ecos de la Ficción (2011). Publicaciones en Antologías: El acto y el lugar de la poesía (2002). Proyecciones en el siglo XXI (2004, UCV-UCAB). 7mo. Festival Internacional de Poesía (2010), Los Moradores (2011), Antropología del fuego (2020). III Concurso Epitafios (2020). Publicaciones en Revistas: DigoPalabra.txt, Crear en Salamanca, Awen, Telescopio, Merece Una Reseña, The Wynwood Times, Sinfín, Sudras y Parias, y Baquiana.
Instagram: @maria.luisa.angarita
Facebook: @maluisangarita
Sus poemas:
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El poema no es siempre una morada inocente
tampoco un refugio caluroso y sereno,
casi siempre es más un desierto
el fuego árido y sus tormentas de arena
una encrucijada y un abismo
un exorcismo que no libera
sino que enjaula entre cuatro bordes
los demonios que jamás nos sueltan.
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El poema es un horrocrux
los cientos de versos acumulados en el tiempo
son la prueba exacta
de la inmortalidad
y del confluir de las almas en el único espacio
donde se hacen trascendencia.
***
La poesía es mi casa
el espacio que habito
el único lugar seguro
donde reina la esperanza.
Los fantasmas vienen
tanto como las sombras
y viejos demonios tocan la puerta
para recordarme el tormento,
entonces
el poema me abraza
me acoge
me contiene
y la poesía entona conmigo
una plegaria en silencio.
***
El poema forma parte del insomnio
es un pasadizo
entre la vigilia y el sueño
un rincón mágico
un puente
hacia uno mismo y hacia el otro
una tentación y un desaire.
El poema tiene la fuerza
para sacarte del mundo
lanzarte al papel en blanco
y no importa cuántas veces
hayas repetido el mantra:
“lo tengo, lo tengo, lo tengo”
en su juego escurridizo
se escapa frente al papel
y no vuelve
aunque lo hayamos soñado.
***
Para ser poeta es necesario
haber sido fantasma primero
saber habitar las sombras
y moverse al compás del fuego.
Para ser poeta es necesario
tener penas y lamentos
algunas alegrías
y mucho de nada
de todo
y de silencio.
Para ser poeta es necesario
batirse contra uno mismo en duelo
lanzarse en picada sobre la hoja blanca
y dejar correr la sangre entre los versos.
Algunos nacen siendo poetas
otros se convierten con el tiempo
pero lo más certero de todo
es que para ser poeta
hay que saber ser fantasma primero.
***
Quise ganarle al tiempo
y escribí un poema para eternizar las horas,
caminé lenta y sigilosa sobre los bordes del abismo
para descubrir mi propia fuerza
y mi osadía,
me lancé sin paracaídas
al vértigo de tu mirada
para encontrar mi propia muerte al fondo de tu verbo,
y fue allí,
justo después del olvido,
que resucité gloriosa
en mis propios versos.