Biografía:
(Conchalí, Chile). Mujer y pobre, docente de Historia y geografía, educadora de vocación, escribe bajo el seudónimo de Wonkafandra, que habita en el Wonkosmos –su espacio- en el cual viven sus ideas –Wonkosmogonía- que son praxis en su vida cotidiana –Wonkismo-.  La Wonka, así la nombran desde los 16, Comenzó a recopilar aquellas densas creaciones que escribe, ilustra y edita desde el año 2019 creando, así, “Los viajes de Wonkafandra” el cual aún no ha sido publicado. En diciembre de 2021 expone fragmentos de su obra a través de un perfil de Instagram llamado “Wonkosmogonía”.

Sus poemas:

De la magia el delirio

Esta noche escribo que soy maga,
mientras el viento se siente como susurro
me recorre más no me enfría;
con calma, suavidad, me apacigua.

En esta noche brillante
se encandilan las ideas;
escribiendo que soy maga
me uno al viento para recorrer
profundidades y misterios,
hilos invisibles de liberación;
la rabia por la grosera injusticia
es ritmo en mis dedos
que pulsan para escribir que soy maga,
porque todo lo que está existe
y si existe que sea como el viento;
que siendo viento también es susurro
y siendo palabra es realidad.

Yo escribo que soy maga,
entonces el susurro también es viento;
si la vida es sinfonía y la muerte silencio,
las máquinas y el cemento
son vacío del orden opresor;
rostros sombríos, voces usurpadas
que estando vivos parecemos muertos.

Y entonces soy maga
y el susurro es viento
y los besos son agua
y la ira es hielo.

Si el viento empuja, entonces grita
y si los besos mojan, húmeda es el agua
y si la ira es hielo, frías son las palabras.

Por eso soy maga:
en cada frase mi truco parece magia,
ver lo de afuera
con ojos que se deslumbran por dentro.
El viaje del entendimiento,
sorprendente e inasible,
oigo la voz de la vida
y la dicto en letras
de la magia el delirio,
del escrito la prueba
todo es realidad después palabra
porque todo es posible, porque nada nos basta.



Las casas chicas

La piel se encoge entre tanta austeridad
los huesos descalcificados
la lengua herida
la ropa suelta que envuelve la piel
de la vida entre callejas inundadas
en grietas de asfalto
que dibujan el pasaje endeble
de casas hermanadas
por historias de lágrimas
y silencios de sonrisas visibles,
la vida encaminada al estancamiento
de un crecer sin catapultas
donde el pan se comparte menos
de lo que he visto multiplicarse el vino,
no hay rezos sino abrigos
y el helicóptero lo vigila todo
menos nuestros abrazos genuinos.



Del creer y crear

Corrosiva la poesía inquieta
transeúnte de moribundas tardes
prendida al corazón sobreviviente,
que es náufrago de mareas centrífugas
de tormentas incesantes
y de vertiginosos reflejos.

Se trenza, entonces, con el verbo torpe
que se triza con el golpe frío
a los oídos herméticos
de orgullosos soportes.

Desvestida la palabra queda
y de ausencias desteñidas lumbrera del camino
desfila la humanidad devastada,
desde la patria del escombro, mortandad del amor..

Resistente la poesía es a la vida
-percibo-
como las almas perdidas a las noches frías
seguir escribiendo es seguir viva
rompiendo el silencio del tiempo muerto
la vida en la que creo es creativa.



Todo es parte de la misma ecuación:
atardeceres tardíos
senderos bifurcados
agónico laberinto
devenir desolado.

Tanto silencio y falta de abrigo
tanta ansiedad y tanto fastidio,
de tanto andar con la soledad
me acostumbré a la crueldad
esperando como espera la gente
un futuro idílico inexistente.

Lo sé. Nada queda
tal vez
ando ciega
o al revés
sigo caminando esperando caer.



El amor huye como se recoge la mar
impreciso se impregna
como la lengua sin saliva
la poesía antigua
omisión del día nublado
del sol cerrado, seguro
un eslabón, un muro
no soy trepadora de murallas escabrosas
tantos trozos, de hecho
estando tiesa también vivo
escribo, suspiro.

Fui lágrima que derrama voluntad
y la noche profunda de ausencia
mortandad podría ser
¿acaso falta de querer?

Tiemblo entre las pestañas
que se quieren juntar, me esperan
palo a palo se acerca la hoguera
hubo fuego, pero ahora quema
de la ceniza que sólo fue leña
como la fiebre de la terquedad cardíaca
y la vela que perece en el acabose de la luz
ahí, cuando duerme la memoria
y la visita el silencio.

Cuán soberbia y altanera despierta la memoria
dormida en las bodegas del anfitrión olvido,
trashumante ladrón del presente pasajero,
espera el silencio quieto el bocado
recuerdo enarbolado recrea sonrisas
de la niña pérdida en la niñez
los recuerdos son viejos testigos
del ayer maltratado, violento y agresivo,
aún hay signos
y la memoria no advertía
su naturaleza engañosa
arroja recuerdos de la vida dolorosa
de niña jugando en la fosa
de rechazo, abandono
golpes vertiginosos.
El amor es otra cosa.



***

Tiemblo. El cuerpo como suelo en constante trepidación, catastrófico e incontenible aniquilamiento de los serenos momentos y recorren las extremidades y los intestinos y los pensamientos agobiantes que se van dibujando al pulso tembloroso de la mano que escribe, la mano que toca, la mano de torpeza feroz que esculpió una vida para luego verla quebrarse en trozos que, como espejos, reflejan los tránsitos nebulosos hacia el fin, una vorágine amorosa llena de dolor que se sopla como ceniza de fogón moribundo en las chozas intimas de a dos, y se va, se diluye en un tiempo intangible y el espacio presente, escenario de la dramaturgia sin espectador, sólo dolor, lágrimas como aplauso y el cuerpo como actor.

Tiemblo en este fin de la función.





Sus ilustraciones:

manergo

Por manergo

4 comentarios en «CAROLINA PÉREZ BUSTAMANTE»
  1. Tiene un alto poder de transmitir, y comprender aquello tan humano, humilde y mágico. Una excelente poeta, su obra maestra merece éste espacio y más. Excelente poeta, de calidad universal. Éxito con todo.

  2. Hermosas prosas y creaciones de una poeta y educadora latina que no solo remueve por dentro sino en todo su transitar.

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