Biografía:
(Pacasmayo, 1991). Estudiante de Comunicación y Periodismo de la Universidad Privada del Norte en Lima. Ha participado en numerosos libros antológicos de poesía y en revistas nacionales e internacionales. En el año 2016 ganó el primer puesto en los Juegos Florales de su universidad, en la categoría Poesía. Publica sus escritos a través de su blog personal, mientras prepara su primer libro de poemas.
Sus poemas:
Polifemo I Miento en tu nombre le doy sombra a la península y todo esto soy todo lo que calza y lo que revolotea en tu vientre me detuve para ver a los pájaros y en mi mirada el rencor de veinte mil hombres, no sabían que hoy que hoy moría. II Hazte un Dios de tu costado que nazca la pangea el yeso vigoroso y el rayo las nalgas de puro portento y la sombra que es su mandil en la cabeza una bandada de aves reales el ballet la copla el laurel y el dorado del aserrín, hazte un Dios para no morir. III Entonces mis cabellos son lombrices mis pestañas a fuego lento you spin me right 'round baby right 'round 'round 'round la saeta de orión devorándome la córnea mientras mis hijos y los hijos de mis hijos me ven bailando aquí han triunfado los borregos y aquí he nacido yo. Ítaca I Qué hacemos con la soledad me dices mientras tienes la boca llena de helado y de chocochips las dos lunas de esta noche en la cresta de lagartijas muertas en el plato en la farmacia siguen muriendo conejos de primavera extraño la sopa caliente y mi saliva derramada en la frazada, qué hacemos, me dices, con el cerebro ungido con este miedo condensado en tus zapatos con mi silueta de pez reflejada en el espejo el globo se revienta en mi copa y me besas porque la pared ya no te seduce en ella los clavos sobre hojas secas del microbio se convierten en calcomanías de puertas cerradas, suena la melodía en el desierto de mi barriga me ahogas en nicotina una ambulancia. II Te he cogido la mano y en la escoba de madera una flecha se ha dormido, ¿qué alegan las palomas que se mecen en la asfixia del rábano? debajo de la piedra está gimiendo una bestia te escucho renegar del silencio de las mandrágoras de los pergaminos que escapan de la morgue de las noticias conspirativas del veneno del estío de este año bicéfalo, cambia de canal o apaga el televisor en la mesa te esperan tequeños color aguamarina advierto que me has traído a tu casa para adorarte el vientre de alguna manera te he de lamer hasta el apodo bebo del cáliz que te nace como serpiente y en la cesta estas lágrimas de azúcar que alguna vez lloró el arcoíris me vuelven el tartufo que se moja la cejas para verse mejor, me has vuelto un reo de la cosquilla infinita un coleccionista de preguntas tontas. III La habitación es una nodriza de ubres de metal y tú, felino de azur me conviertes en un tesoro de chamán preso de ti, de los besos tragados por agujeros negros, como dos amantes que se bañan en jarabes así de cautivas están las mariposas que sudan escarcha que se huelen los cabellos mojados mientras observan desde la ventana del arca las romas del alma ardiendo en vinagres sus gargantas aquí muere la pena vacunada entre oropéndolas y cielos de estera, el silencio el silencio de esta casa que grita tus ojos que me miran y que me piden morir lejos de esta península encerrada afuera está la muerte y aquí los que se quieren morir. Cara a cara En algún lugar se derrama mi llanto y aquí apenas descansan mis manos dos kilos de la menudencia que compraste en el mercado, tan temprano y tanto sueño la luna prometida silbando se hunde rodeando mis nuevos zapatos aquí estás eres un sacerdote o un brujo que asesina palabras criaturas mi cuerpo la hostia mi cuerpo en la hoguera de tus dedos un poco de fuego y aparece tu centenaria daga a mi religión se le acabaron los rosarios a tus dientes llenos de sarro a mis besos de colorete barato a tu lengua un poco ramera y un poco apostólica a mi collar de bodas y al ramo de flores sin flores y a la novia sin vestido de novia a mí, a ti, a nadie las legañas devoradoras de ojos tu mirada clavada en la mía como el cuchillo en la mantequilla. Hablarle a la herida Hay gimiendo en las calles bestias en el asfalto se arrastran sus cadenas, un ventilador hecho de huesos les tira mierda en los ojos el cordero que quita los pecados del mundo les tira escarcha y yo sigo sangrando. Hay sauces en llamas quimeras sembrando el infierno están, mis llaves doradas que son abstracciones de renderizados lamentos nunca fueron más urgentes ni las lágrimas de Yocasta en este invierno limeño… Hijo mío, vuelve a la iglesia no sé qué laya vives en julio vence el plazo para que brindes conmigo hijo mío, báñame en aljófar ya empezó la bulería. Me dueles miserable estrella diagramada en mi carne abierta pequeño cuchillo élfico que se confunde con la llaga, ¿acaso algún poro dilatado te habló de mí? Más vale el tatuaje del arco iris que este inefable sufrimiento porque sí te sufro como sufren la madre en la partera que le abre las piernas, si el limón fuera el remedio la sal qué sería, la vida eterna o un cisne muerto. Ah, me sigues doliendo me duelen hasta los testículos de naftalina ¿dónde está el indio que se tragó la flecha y dónde al chamán que me cure la herida? Palomas suicidas asoman por mi ventana el calor que me guarece las entretiene no, no es que quiera juguetear con la muerte es ella la que se ha enamorado de mí. Hay en los labios del ánima del que en vida fue un nombre que se escribe con tinta negra dos o tres pedazos de mi cráneo que serán cremados en un costal me entrego al cáncer de uñas que padecen los críos del nervio mientras la familia de ornitorrincos celebra, los fariseos que tienen en sus ventrículos la sangre mía están baila que baila, otra vez la fiesta con máscaras para ocultar al tuerto cantarán las cicatrices en el evento cachaciento al que no te han invitado y yo sigo muriendo.