Biografía:

(Nació en Jinotega, Nicaragua 1988). Escritora, músico, abogada y notaria. Sus primeras actividades artísticas fueron la danza y la interpretación de música en coros de la iglesia católica, también aprendió a ejecutar la guitarra. En su obra predomina el relato corto y la poesía. Es representante Equipo Ergo Nicaragua.

Sus poemas:

Asesinadas

Hablo sin ser escuchada,
lloro sin ser consolada.
siento sin ser comprendida
camino sin poder avanzar.

Asesinada 
con cada estocada que lanza:
cada mirada, 
cada silencio, 
cada palabra.

Mujer luchadora, 
mujer erudita,
mujer, cada segundo 
grita que grita.

Que el maldito patriarcado 
se ha arraigado
y casi mutilado 
la sensibilidad de la sociedad.

Porque esa cultura de la hombría temida 
es la que hoy asesina:
niñas, adolescentes, estudiantes, 
madres, putas, cocineras 
planchadoras, lavanderas, profesionales 
mujeres todas ellas, 
cada una, 
una doncella 
con el derecho a vivir 
sin temor a morir asesinada.



Carta de Amor

No sé cómo empezar; tal vez solo deba saludarte, la verdad no quiero parecer imprudente; y es que traigo cada idea, cada sentimiento, cada emoción y todo se me hace nudo en la mente y en las manos. No sé siquiera que palabras utilizar. Tal vez mejor no deba seguir escribiendo.
Está lloviendo, en este momento llueve, y ha habido luna llena, ha estado preciosa; pero ahora llueve y hace calor o hace calor y llueve, ya no sé.
Las manos me tiemblan, estoy sudando frío y cada palabra que escribo hace que me de escalofríos.
Lo siento, es que no sé cómo decirlo, a veces parece tan sencillo hablarte de ello y a veces tan complicado. Mejor desisto, tal vez sea lo mejor, pero si no lo digo ahora pues no sé cuándo decirlo. Es que si lo digo y te pierdo habré arriesgado todo, o tal vez nada. Tal vez ya no tenga más nada que perder.
Sigo desvariando. No se trata de confusión, no hay ninguna duda sobre esto. Es un tema muy importante y cada minuto cuenta. Lo que debo decirte es muy claro, muy simple, o puede que sea complejo, todo depende de cómo queras verlo. Empezaré por decirte que:
Es en mis días tu perfume, tu aroma la causa de que todos mis sentidos cobren fuerzas y así poder andar; 
es ese tu olor que estremece cada parte de mi ser,
es tu piel la más cálida y exquisita a mi torpe e impreciso tacto
es tu mirada la combinación entre el bien y el mal, entre lo cierto y lo incierto; entre lo seguro y lo inseguro,
es el sonido de tu voz tan sensual, atractiva, seductora y tranquilizadora a la vez, que sólo eso se me antoja escuchar;
es tu cuerpo mi locura, la fuente de mi desenfrenado deseo, 
es cada beso tuyo la fuente de mi lujuria que no me permite saciedad;
es tu ser mi alimento, mi plenitud, la mezcla perfecta entre el deseo y amor;
es tu alma mi más desenfrenado anhelo y es tu corazón de lo que quiero ser dueño.
Locura dirás, capricho pensaras, pero es que TE AMO... y no sé decir más.



Temo
Un futuro sombrío y desesperanzador persigue al soñador del presente 
al aspirador, al ambicioso
al que pretende surgir en medio del caos.

¿Qué son las metas? ¿Qué son los proyectos?
Son menos que sueños, son menos que ideas
Nos han arrancado la esperanza de un porvenir próspero

¿En qué nos hemos convertido? En casi nada.
Estamos en la época histórica 
del antes temido apocalíptico futuro, 
ahora es un presente angustioso 
donde impera la incertidumbre, la ansiedad, 
la desesperación y la marchitada esperanza.

Somos la actualidad modernizada
a conveniencia de los poderosos 
quienes nos engañaron con tecnología
 y avances científicos, 
mientras creaban armas de exterminio
 para someternos a su gusto y antojo.
Bombas, armas, bacterias y virus, 
creadas por el mismo humano; 
¿Y qué más se ha de crear?
¿Y ahora? ¿Qué somos? ¿Qué haremos?

Si el presente nos está devorando 
como el fuego vuelve cenizas las hojas de los libros,
como el viento dispersa los pétalos de un diente de león, 
como el mar hace a la barca naufragar
como la tierra se abre y traga  
cada ilusión.

Temo nos han engañado 
con un prometido futuro esplendoroso, 
temo mucha guerra y poca paz,
temo que no haya más futuro,
temo lo peor está por llegar.



Imperdonable
Como luciérnagas traídas
del mismo infierno
flotan, rebotan, explotan
por Kiev avenida
caen,
retumba el suelo
llevándose almas al cielo
en un aire veloz.

¡¡¡Silencio!!l Llora el niño, 
llama a su madre muerta.
¡¡¡Silencio!!! Grita el viejo,
llama su hijo desde el destierro.
¡¡¡Silencio!!! Muere el soldado
y su lecho es sangre y dolor.

¡¡¡Imperdonable!!!
en dicha avenida haber nacido.
¡¡¡Imperdonable!!! 
¡Oh Dios! es un suplicio
¡¡¡Imperdonable!!!
con todas mis fuerzas señor
misericordia,
para la humanidad te suplico.



Exclusividad

Abrázame mientras pretendes poseer mi cuerpo,
susurra a mi oído y recuérdale a mi corazón esa pasión,
no permitas que esto se enfríe,
no dejes que se vaya el deseo
quédate conmigo y has que toda yo me quedé a tu lado.
Estruja mi cadera y que mi piel se erice sin temor
que tu beso sea la maravilla de cada día,
no permitas que se esfume esta locura;
no permitas que alguien más nos robe lo que somos.
Acaríciame con tacto, sin prisa, con fuerza
quédate en mi mente, en mi alma y en mi corazón
quédate en mis días y noches
no dejes que haya espacio para alguien más.
Toma mi piel, mi cuerpo y mi alma
toma mi ser, mi pensamiento y mi pasión
recorre mi cuerpo que desborda por vos,
acompáñame en la mi vida sin miedos.
Ocupa mis pensamientos con sensatez
ocupa mis sentimientos con empatía
ocupa la acción del amor con exclusividad
Quédate... y que seamos tú y yo, sin más.




Sus relatos:

El camino de la vergüenza

Hay distintas maneras de conocerlo, distintas formas y situaciones que te hacen transitarlo, a veces por malas decisiones que tomamos y a veces porque las personas quieren humillarnos, no importa cual haya sido la causa de que llegaras a ese camino, ahora toca recorrerlo y sacar fuerzas de donde sea para poder levantar la frente y seguir.
Su mensaje llego temprano, a eso de las 6 am, su saludo rutinario:

Él: Buenos días guapa, ¿Cómo estás?
Ya hacía meses se habían separado, las cosas nunca fueron bien por distintos motivos pero el insistía en estar en la puerta sin salir, ni entrar solo por aquello del machismo, solo por aquello del control.

Ella: Buen día, ¿Qué tal cómo amanece? Un saludo simple y cortés. Ella no entendía hasta donde llegaba la intención de él, no sabía por qué se había quedado en la puerta, no lo entendía.

Él: pensaba en vos, y quería saber cómo estabas... quise saludarte y desearte el mejor de los días. Y continuó con su mensaje -Sé que no quieres saber mucho de mí pero quiero estar a tu lado y compartir tiempo con vos...

Esos mensajes los recibía con frecuencia, desde que se habían separado resulta que a él le había surgido un "desmedido" amor e interés por ella, una cosa que en todo aquel tiempo juntos, él jamás había demostrado de ninguna manera.
Ella con muy pocas ilusiones en su mente y corazón, desgastada del esfuerzo por la lucha de un amor que ni iba a ninguna parte respondió de la manera más amable posible: -Es mejor que evitemos esas intenciones y esos acercamientos al final todo está dicho. No hay mucho que hacer.
Pero él no estaba dispuesto a aceptarlo, era su capricho, de manera que intentado hacerla sentir culpable de aquella situación se dispuso a escribir: -si por supuesto, ya te dejaré tranquila, no volverás a saber de mí, esto se acabara hoy mismo.

Ella sintió pena y preocupación, se preocupó, ya casi eran las 8 de la mañana y no estaba lista para salir a la calle, estaba en ropa de dormir y ni siquiera tenía cepillado el cabello. Era domingo. Con los sentimientos encontrados y solo con el fin de que los mensajes tuvieran un fin y toda aquella situación también, se cubrió con una sudadera, se hizo una coleta, se amarró los tenis y salió a la casa de él, solo quería hablarle de manera tranquila y madura.

Ella pensaba si era lo correcto, si estaba bien irle a buscar y conversar. Se sentía sola y cansada, sentía que su mundo estaba derrumbado pero intentaba sostenerlo de la mejor manera. Aquella situación le traía tanta tristeza, y solo quería que todos estuvieran bien. De camino hasta la casa de él, compro frutas pues creyó que como era tan temprano lo mejor era llevar algo de comer. El día era frío y había cierta tristeza en el ambiente, no sabía si era ella o era todo. El conductor del taxi le hizo plática, ella apenas respondía por estar sumergida en sus pensamientos. Llegó hasta la dirección pedida, pago el servicio y dispuso a bajarse del vehículo.

Luego de bajar del vehículo, tomo las frutas con la otra mano y se dispuso a tocar la puerta. A su sorpresa nadie respondió, entonces hizo un segundo intento y pues él salió agitado y con el rostro de quién ha visto un espanto. No le dio tiempo a decir nada, él de inmediato le preguntó ¿qué haces por aquí? Su tono nervioso, asustadizo y su acción de halar la puerta al salir le dejó algo claro a ella, estaba acompañado. Con todo el dolor que aquello implicaba y para que no le quedara duda ella le preguntó ¿estás acompañado? Y él le respondió: -sí.

¿Qué era toda aquella situación? ¿A quién se le promete amor y 20 minutos después se está con alguien más? ¿A qué jugaba él? ¿Era una tonta? ¿Quién juega tanto con los demás? ¿Qué tipo de persona le atormenta la vida al otro solo por capricho? ¿Qué quiere de ella? se decía en sus adentros.
Extendió su mano con la bolsa de frutas, y él le respondió: No. Ella busco el camino de regreso y se torturaba con tantas suposiciones y preguntas ¿Cuántos años se ha estado burlando? ¿Qué gana con hacer todo esto? ¿Por qué si le sobra con quien estar le busca? se repetía una y otra vez.

Miraba al cielo en busca de una respuesta y no había ninguna, cada paso que daba iba acompañado de lágrimas y del peso de aquel dolor más grande que todo el mundo, estaba recorriendo el camino de la vergüenza, era a ella a quien le había tocado dar media vuelta y sentirse la otra, la querida, una cualquiera, y lo peor es que por el capricho y machismo de alguien a quien nunca le importo ni su amor, ni su apoyo, ni su respeto, ni su fidelidad. Estaba en el camino de la vergüenza porque siempre había querido demasiado y había recibido lo peor, era la peor de las vergüenzas.

De niña encontró a su padre con muchos de sus amores, y sabía todo lo que su madre había sufrido por eso. Ahora ella estaba siendo lo que siempre odió, que la tachen y la señalen de la amante. Maldita vida, maldito amor, maldito día, maldita todo lo que le rodeaba.

La gente que se encontraba en el camino la observaba con curiosidad, el camino era eterno, no tenía final. Quería que la tierra se abriera y se la tragara, se sentía humillada. Hubo un momento en que perdió fuerzas en sus rodillas y sintió que iba a caer, pero la gente la miraba y su vergüenza era más grande que todo el mundo, el dolor que sentía era como una estocada que abría todo su pecho, cada paso, la mirada de cada persona, cada lágrima, era su muerte. A veces se arde en el infierno estando vivo. Del camino de la vergüenza no hay olvido, y ella seguro va a perdonar pero jamás va olvidar.



Anoche Cristo vino a mí

Paseaba por una calle calzada en una ciudad desconocida. La calle estaba rodeada de dos hermosos jardines con todo tipo de rosas y flores coloridas, algunas plantas verdes, en fin los jardines eran preciosos, y como me gustan las rosas mi miraba se desvivía en apreciar sus magníficos colores. Era una tarde tranquila, tal vez las cuatro de la tarde, pues el ardiente sol del medio día ya había bajado su intensidad. No recuerdo haber llevado acompañantes, paseaba sola y me sentía bien, complacida y tranquila de estar en aquel lugar. El cielo claro, transparente con una que otra nube decoraban aquella imagen tan perfecta. 

El paso principal de la calle estaba adornado con pilares de hierro y algunas cadenas los unían unos con otros, eso delimitaba el acceso a los jardines. En el trayecto de ese paso principal y en medio de aquel hermoso lugar estaba una enorme capilla pintada de color naranja con enormes arcos de concreto color crema y techo color madera al igual que las tres enormes puertas dobles con aspecto rústico que tenían incrustadas una especie de clavos de metal o algo parecido, y lograban dibujar una cruz. A los costados las puertas parecían estar sujetas con grandes bisagras de hierro negro lo que le daba un aspecto medieval. Era una capilla preciosa. Sus puertas estaban cerradas pero al caminar hacia la puerta del medio, las tres se fueron abriendo mientras yo avanzaba. Antes de llegar a la entrada, subí unos nueve o diez peldaños de la escalera que estaba en la entrada. Mientras más me acercaba a la capilla más se abrían las puertas.

Llegué hasta el centro de la puerta del medio y observe hacia la amplitud de la capilla. Dirigí mi mirada hacia el altar principal y había una cruz de madera tallada con un Cristo en el centro y en mis pensamientos me dije que posiblemente haya sido elaborada por el más fino de los ebanistas del lugar. La cúpula estaba decorada de hermosas pinturas murales al estilo capilla Sixtina, donde se reflejaban ángeles, querubines, y la divina trinidad, y por alguna razón que desconozco de ella emanaba una claridad infinita. Las imágenes de las vírgenes y los santos estaban distribuidas por ambos lados de la capilla colocadas encima de medianos pedestales de concreto pintados de color crema. Había algunas bancas de madera barnizadas donde se encontraban sentadas algunas personas entre niños, mujeres, ancianos y hombres. No había misa, pero si recuerdo haber visto varios sacerdotes con su respectivo atuendo negro de pie en una fila frente al altar.

De pronto algo no estaba bien; las personas empezaron a correr, se escuchaba un ruido pero yo desde el centro de la puerta del medio no lograba diferenciar nada. Todos estaban saliendo y yo no sé si por medio o por curiosidad pero no podía moverme, no lograba dar ni un solo paso. Los niños gritaban pero lograban salir, las mujeres agarraban a sus hijos y yo solo quería ver hacia el frente. Una especie de humo o neblina negra salía del centro del altar principal, a eso era lo que la gente le estaba huyendo. Y yo al ver venir el humo me quedé petrificada, pensaba en que era algo malo, lo primero que me dije fue: -Es el demonio que se ha metido a la iglesia. Los Sacerdotes vestidos de negro salieron corriendo, mientras yo seguía inmóvil.

Seguido del humo o neblina negra, y con todo el estruendo que aquello generaba y del mismo centro del altar principal, debajo de la cúpula de la capilla salió un brillo, una luz intensa; mis ojos no podían ver con claridad. A pesar de que el humo que eran las tinieblas producidas por el mismo demonio, no habían podido doblegarme, ni sacarme de capilla, aun cuando me habían rodeado no lo habían logrado. Todos se habían ido incluso los sacerdotes. Ahora estaba sola, sola y con esa inmensa luminosidad que duro segundos. 

Vi la luz que en una especie de giro centrífugo se vino como un proyectil hacia mí, pero no corrí, tuve temor pero no corrí. La luz se estrelló contra mi pecho pero no sentí dolor. La luz pasó mi cuerpo del pecho a la espalda y entonces vi el rostro de una mujer cerca de mi rostro y me dijo: -ese es mi hijo. Caí de rodillas y la mujer quiso sostenerme pero yo ya estaba de rodillas. Era más una nebulosa con forma de Virgen que una imagen sólida. La Virgen me abrazo, poso su mano sobre mi cabeza y no me dijo más. No vi el rostro de Jesús, solo sentí que cuando atravesó mi pecho algo dentro de mí cambió y sentí una paz infinita que no recuerdo haber sentido desde que estoy consciente. No había nadie más alrededor todo era silencio. Y el templo estaba destrozado pero yo estaba ahí adentro de rodillas apoyada en aquella nebulosa, disfrutando de la paz infinita que me había dejado su hijo amado. Desde entonces no dejo de recordar la luz atravesándome el cuerpo y la Virgen sosteniéndome en su regazo.
manergo

Por manergo

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